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PASEO POR LA CAÑADA DEL MONTE

PASEO POR LA CAÑADA DEL MONTE

 

 Los abrigos de la cañada son una ventana al pasado vivo de una esencia cultural que no ha podido ser sacudida por el hombre actual, constituyendo el hacer de hoy en día una decadencia de lo que fue. Sus invocaciones están impregnadas de una naturalidad y emoción de existencia que conmueven. Desde la Virgen del Chi-Chi hasta la primera de los cientos de enigmáticas herraduras, firmas de amantes de estos parajes en donde cuidan ganados, cabalgan los días fiesta y se reproducen asistidos por la gran fuerza que los envuelve a modo de circulo protector. Se acabo el esquematismo de los primeros y anónimos artistas. El laureado hombre del s. XiX ríe optimista y preparado– saben todos escribir –orgulloso de si mismo, fuerte y seguro dispuesto a reproducirse con una laureada hembra. Hay detalles narrativos como la marca de cada uno de los dedos que recuerda los dibujos de niños de hoy de 7 años. Cuando se sale del desarrollo del mundo físico y comienza a desarrollarse el emocional. Este estadio de pintura nos lleva a este tipo de hombre ingenuo y feliz lleno de promesas de bienestar. Familiar y puro. Conoce lo esencial para identificarse como hombre, rey de la creación. Las Herraduras en cambio contabilizan, en su reiteración consagran  algo o algunos ¿ carros o cabañas ? todas orientadas hacia la misma dirección ¿ posible camposanto?¿ altar improvisado de orientación dolménica? ! Curiosa Cañada! El aire esta quieto y del bosque emergen los lugariegos que han ido a revisar sus setales. Tentados nos dirigimos al nacimiento del rio Caracena, entre las huertas de Castro. El tiempo ha tenido el detalle de entretenerse en este rincón decorándolo, luego lo rompió un poquito en uno de sus accesos de mal genio, pero aun hoy abandonado por todos respira elegancia y promueve la fantasía. Entre sus espinos los setales prometen una buena y sana cosecha. Los corzos braman molestos por nuestra presencia. Volvemos a casa  y cenamos en la chimenea del salón. Necesitamos fuego directo para compensar la larga exposición a la humedad del día.

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